Hubo un día en el que recorrimos las calles de Budapest con mapas
en las manos y gafas de sol. En el que el viento nos empujaba hacia
delante, ayudándonos a alcanzar más rápido la parada del ferry. En el
que comimos perritos calientes con el sol calentándonos la cara y
sentadas en familia. En el que pedaleamos y pedaleamos, recorriendo Isla
Margarita, esquivando visitantes, jugando a las carreras y riendo sin
descanso. Hubo un día en el que cruzamos por debajo del Puente de las
Cadenas para luego atravesarlo por arriba. En el que las largas calles
se nos hacían cortas, pues las caminábamos con ganas. En el que un
mercado era un monumento de tiempos pasados y nos perdíamos entre
muñecos, telas, porcelana y gastronomía. Hubo un día entero y dos
mitades en los que respiramos el frío y las luces de la ciudad,
conocimos la noche entre paseos y nos importaba bien poco no ver
Budapest a fondo. Donde disfrutamos más haciendo menos. Donde un carro
de cuatro ruedas y seis pedales nos hizo reir más de lo que lo hicimos
viendo el Parlamento, el Bastión de los Pescadores o la Plaza de los
Héroes. También recuerdo aquel helado que medía lo que un dedo, allí en
lo alto en el Bastión, donde con cada lametón nos alimentábamos de
historia y cultura; de las modelos a las que todos los turistas miraban y
la chica que tocaba el violín. También soy capaz de diferenciar, unos
años después, el verde de la pastelería de la emperatriz Sissi de
cualquier otro verde, y los picos de las torres aún se clavan en el
cielo de mi memoria. Hubo un día en el que unas diez jóvenes tuvieron
vía libre para perderse por una gran ciudad y llenar sus mochilas de
vivencias inolvidables; en el que cruzaron calles, se subieron en barcos
y en bicicletas, y disfrutaron como nunca. La ciudad les espera
silenciosa, sin dar señal de ello, para que el ansia no pueda con ellas y
sean capaces de, algún día, coger sus mochilas y sus gafas de sol, y
con un mapa y la sonrisa puesta salir a las calles y pedalear. Y
descubrir los mil rincones que dejaron atrás.
que maravilla de lugar, me encantaria ir! lo dejo en mi lista de deseos de 2014... feliz navidad!
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