En Patos tenemos verdaderos amantes del deporte. Se lo podéis preguntar a todos los jinetes, a los nadadores profesionales o a los futbolistas.
Y de forofos del fútbol va la cosa, porque no hubo uno solo que dijese "yo al Bernabéu no quiero ir", ni siquiera los seguidores del Barça, que no es poco.
Así que de esta manera comenzamos un gran domingo entre amigos: visitando el estadio Santiago Bernabéu.
Fuimos desde el hotel hasta el estadio en bus, atravesando Madrid, viendo el Pirulí, La Puerta de Alcalá, Cibeles y el Banco de España (perres, como diría Ana jaja), entre otros. Pero nada pudieron hacer esta belleza de monumentos frente al Bernabéu. Cuando lo vimos, el autobús tembló. Literal. No sé cómo no rompieron las ventanas para saltar y correr hacia él, porque ganas no les faltaron.
Habiendo puesto un poco de orden nos organizamos para entrar. Subimos unas cuantas escaleras y salimos al campo. Lo vimos en toda su inmensidad, desde arriba. Nos daba la bienvenida imponente.

Y de forofos del fútbol va la cosa, porque no hubo uno solo que dijese "yo al Bernabéu no quiero ir", ni siquiera los seguidores del Barça, que no es poco.
Así que de esta manera comenzamos un gran domingo entre amigos: visitando el estadio Santiago Bernabéu.
Fuimos desde el hotel hasta el estadio en bus, atravesando Madrid, viendo el Pirulí, La Puerta de Alcalá, Cibeles y el Banco de España (perres, como diría Ana jaja), entre otros. Pero nada pudieron hacer esta belleza de monumentos frente al Bernabéu. Cuando lo vimos, el autobús tembló. Literal. No sé cómo no rompieron las ventanas para saltar y correr hacia él, porque ganas no les faltaron.
Habiendo puesto un poco de orden nos organizamos para entrar. Subimos unas cuantas escaleras y salimos al campo. Lo vimos en toda su inmensidad, desde arriba. Nos daba la bienvenida imponente.
